Querida @AristeguiOnline no hay “debacle” de @EPN sino el sueño de un complot que es pesadilla
Autor: Federico Arreola
Fuente: SDPNoticias
Fuente: SDPNoticias
En El Norte de Monterrey (Reforma, en la Ciudad de
México) he leído la mañana de este viernes un artículo de Carmen
Aristegui. Dice la periodista que estamos ante “la temprana debacle de
Peña”. No estoy de acuerdo y voy a decir por qué.
Dice la señora Aristegui:
“Quitando del análisis a los dos presidentes panistas que
protagonizaron la llamada alternancia, en ningún momento de la historia
presidencial de México se recuerda a un jefe del ejecutivo que haya
entrado, de manera tan temprana, en un desgaste tan pronunciado como el
que hoy vive Enrique Peña Nieto”.
Comento:
No tiene sentido quitar del análisis a Vicente Fox y a Felipe
Calderón. ¿Por qué lo hace Carmen así? La única respuesta que tengo está
en que los elimina para enfatizar la idea de que a ningún gobernante
mexicano se le había criticado, desde el arranque de su gobierno, tanto
como a EPN. Pero, si se toman en cuenta las crisis de imagen que
sufrieron los dos presidentes panistas, se verá que el caso de Peña
Nieto no tiene nada de especial. De hecho, desde que hay democracia en
México la regla es que a los gobernantes se les cuestione bastante. Y
qué bueno que así ocurra.
Dice la señora Aristegui:
“Literalmente, estamos presenciando su debacle (de EPN) si entendemos
la palabra como dicta el diccionario: ‘Desastre que produce mucho
desorden y desconcierto, especialmente como final de un proceso’. Hay
desorden, hay desconcierto, hay horror, hay graves indicios de
corrupción. Hay una debacle de este gobierno”.
Comento:
La definición misma que ella da de la palabra debacle refuta a Carmen
Aristegui: “Desastre… como final de un proceso”. En realidad, estamos
al principio tanto de un gobierno –apenas lleva dos años y pronto
empezará a cosechar los frutos de haber sembrado las reformas
estructurales– como de un proyecto de desestabilización muy parecido al
que conocimos en 1994, durante la primera gran oleada de reformas.
Grupos afectados por las reformas estructurales están atacando al
Estado. Eso es muy claro. Entre los desestabilizadores hay grandes
empresarios que han perdido o van a perder privilegios, políticos
marginados, etcétera.
No veo ninguna posibilidad de éxito al que considero un intento golpista.
Dice la señora Aristegui:
“El dramático cambio en las percepciones sobre México y sobre quien
ocupa la Presidencia a nivel nacional e internacional se ha producido de
una manera acelerada”.
Comento:
María de las Heras, la gran encuestadora recientemente fallecida, en
broma decía que la opinión pública es femenina porque es muy voluble,
veleidosa en extremo. Cualquier cosa la hace cambiar de un día para
otro. Sí, hace un par de meses EPN era reconocido por ser un “estadista
mundial” y hoy se le ve en crisis. No nos deberá sorprender que, antes
de semana santa, las percepciones vuelvan a modificarse.
Dice la señora Aristegui:
“A la indignación causada por lo sucedido en Iguala se suma, ahora,
la indignación que causan las revelaciones sobre la ‘Casa Blanca’, la
propiedad valuada en 7 millones de dólares en posesión de la pareja
presidencial, cuyo título de propiedad está a nombre de la empresa de un
contratista amigo de Peña Nieto”.
Comento:
Lo bueno o lo malo que haya habido en la adquisición de la casa de la
señora Angélica Rivera, sin duda, es algo directamente atribuible a
ella y también a su marido. El matrimonio tendrá que dar una explicación
más amplia que la difundida hasta ahora. Espero que la den cuando
regresen a México.
Pero “lo sucedido en Iguala” no fue provocado por el gobierno de EPN,
sino por dos gobiernos del PRD, además aliados de Morena. Uno de ellos,
el de Iguala. El que era presidente municipal en el momento de la
tragedia de los normalistas de Ayotzinapa, el señor José Luis Abarca, ya
está en la cárcel. Y el exgobernador Ángel Aguirre está siendo
investigado para determinar su grado de responsabilidad.
En el tema de Iguala-Ayotzinapa lo único que ha hecho el gobierno
federal es poner orden en una investigación echada a perder por las
propias autoridades locales que tuvieron culpa en los hechos criminales.
Dice la señora Aristegui:
“Digámoslo suavemente: estamos ante una alta probabilidad de un caso
grave de corrupción protagonizado por el hoy presidente de la
República”.
Comento:
La probabilidad, por alta que sea, no es certeza. Es decir, también
estamos ante la probabilidad de que no se trate de un caso de
corrupción. Lo que se ha comentado hasta ahora es una excelente nota
periodística, pero no aporta datos definitivos para condenar a nadie.
Dice la señora Aristegui:
“La debacle de Peña Nieto cruza por la imposibilidad de explicar, de
manera convincente, por qué él y su esposa están en posesión de tan
espectacular casa”.
Comento:
En realidad, la explicación es bastante sencilla, y ya se ha dado,
aunque incompleta y sin duda está haciendo falta que la propia Angélica
Rivera, propietaria de la casa, lo haga personalmente.
La señora Rivera es una de las pocas personas que han llegado a los
más altos niveles del poder con un pasado profesional rentable en
actividades privadas. Aunque no la habiten, los Calderón-Zavala (Felipe y
Margarita) se construyeron su propia casa en Las Lomas, lo que les
resultará complicado explicar ya que la anterior pareja presidencial no
ha tenido actividades económicas privadas relevantes de ningún tipo. El
caso de ellos es el de muchos otros políticos.
Angélica Rivera, desde antes de conocer a EPN, había ganado mucho
dinero –sí, millones de dólares– como actriz de TV. En una práctica más
frecuente de lo que se piensa, Televisa le pagó honorarios a la señora
Rivera con una casa, que después ella amplió. Para la ampliación
adquirió las propiedades vecinas, que tuvo que comprar a su dueño, sí,
una empresa constructora de obra pública –casi todas las grandes
compañías constructoras en México realizan obra pública–, que participó
en el grupo al que se le adjudicó el tren rápido México-Querétaro. Pero
esa adjudicación se canceló, es decir, si iba a ocurrir algo que parecía
indebido, pero que quizá no lo era, ya no se dará. La constructora ya
ha perdido solo por haber vendido un inmueble a la señora Rivera. No sé
si sea justo, pero eso es lo que ha pasado porque era lo correcto dadas
las circunstancias.
Dice la señora Aristegui:
“Televisa dijo a CNN que había otorgado esa casa a Rivera como lo
hace con otros artistas con quienes mantiene contratos de
‘exclusividad’. El último que firmó Rivera con Televisa fue en 2004”.
Comento:
En su programa de radio Adela Micha dijo que sabía de otras casas
entregadas por Televisa a actrices como parte de sus honorarios. Adela
mencionó el caso de Verónica Castro. Pero hay más.
Dice la señora Aristegui:
“Se publicó ayer en Reforma que para comprar una casa como
la ‘Casa Blanca’ se tendrían que pagar 790 mil pesos mensuales y
demostrar que se tiene un ingreso mensual de 1.6 millones de pesos.
Presidencia afirma que la esposa de Peña Nieto ‘es económicamente
solvente y contaba con los recursos suficientes para adquirir estos
inmuebles... La larga carrera profesional de la Señora Rivera Hurtado le
ha permitido consolidar su patrimonio personal’. Ajá, dirían los
suspicaces”.
Comento:
Pues, “ajá o no ajá”, eso es verdad. ¿Por qué le cuesta tanto trabajo
a Carmen Aristegui admitir que Angélica Rivera, tan exitosa en la TV,
ha ganado mucho dinero en actividades privadas?
Por su nivel de ingresos como actriz –ha hecho varias telenovelas muy
importantes por las que ha recibido millones de dólares–, Angélica
Rivera es absolutamente confiable para un crédito de ese tamaño. Ahora
está en receso, perdiendo dinero por su papel como esposa del presidente
de México. Cuando EPN deje el cargo ella podrá volver a actuar y, desde
luego, a ganar bastante por sus telenovelas.
Además, si ha ganado millones de dólares por cada una de las
telenovelas de gran éxito en las que ha participado, y ha protagonizado
varias, la señora Rivera debe tener ahorros suficientes para los abonos.
Por si no fuera suficiente, la señora Rivera estuvo casada con un
hombre bastante rico, por lo que existe “una elevada probabilidad”, uso
las palabras de Carmen Aristegui, de que en el divorcio la señora Rivera
haya recibido una importante cantidad de dinero y hasta una generosa
pensión.
Dice la señora Aristegui:
“México debe estar preparado. No quedan muchas dudas. Estamos ante la debacle del Presidente Peña Nieto. Una debacle temprana”.
Comento:
¿Preparado México para qué? ¿Para que tengan éxito los promotores del
proyecto de desestabilización contra el Estado ahora mismo en marcha?
¿Para que se generalice la violencia en las calles si no se cumple la
exigencia de la izquierda –la izquierda que está en el origen del
problema mayor, el de Iguala– de que renuncie EPN? ¿Preparado el país
para la revolución si EPN se mantiene, como se mantendrá, en su cargo?
Si es un sueño de Carmen, sin duda se trata de un sueño legítimo.
Uso la expresión sueño con el mayor respeto. Considero muy humano de
parte de ella –yo estaría en las mismas– pensar en lo que pasaría si el
reportaje de la casa tirara a EPN. Se convertiría la señora Aristegui en
la periodista más importante de la historia de México.
Se vale soñar, sí, sobre todo cuando la quimera cae dentro de las
posibilidades de hacerse realidad. Por remotas que sean, tales
posibilidades existen, hay que admitirlo. Pero, en la categoría de los
sueños, están las pesadillas.
Uno de los significados de “pesadilla” es el siguiente: “Opresión del
corazón y dificultad de respirar durante el sueño”. Pienso que el
corazón de Carmen está alterado por las dificultades para mantener
tranquila la respiración. Lo que está en juego, para ella, es su lugar
en la historia del periodismo mexicano y mundial: pasar de ser una
reconocida periodista a simplemente la mejor en nuestro país y una de
las de leyenda a nivel mundial.
Nada me gustaría más que ver a Carmen con un lugar relevante en la
historia del periodismo. Me cae muy bien, la admiro, me considero un
privilegiado por haberla conocido y por haber estado en algunos de sus
programas y, bueno, como padre me llena de orgullo que durante años mi
hijo haya realizado en su noticiero comentarios sobre redes sociales.
Pero el sueño, tal vez la pesadilla de Carmen –“México debe estar
preparado”, para lo peor, supongo– no deseo que se convierta en
realidad.
El único que puede frustrar tales ilusiones o malos augurios es el
presidente Peña Nieto. Para conseguirlo, debe cambiar todo lo que en su
gobierno no funciona, empezando por la conducción política. No conozco
al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ni le deseo
ningún mal. Pero creo que está absolutamente rebasado. Seguramente EPN
le tiene confianza absoluta y un enorme cariño. Pero, para el presidente
de la República, ha llegado la hora del pragmatismo.
Sin cambios profundos en las estructuras del gobierno, no se
resolverá la crisis que es estructural. El afecto y la confianza deben
hacerse a un lado. Peña Nieto necesita eficiencia política, y solo veo a
dos personas con el perfil que se necesita para poner orden: el
secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que desde hace tiempo es el que
opera para superar las crisis de EPN, y el diputado Manlio Fabio
Beltrones, un hombre con experiencia, capaz de actuar con reciedumbre y
muy calificado para la negociación.
Si Videgaray no puede dejar los temas económicos, que sea Beltrones
el que se encargue de la política. Sobran puestos en el gabinete para
que Osorio Chong se vaya a construir su candidatura presidencial alejado
de las turbulencias en las que no ha podido navegar.
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