El modelo del mando único policiaco: ¿la bala de plata?
Autor: CIDAC
Fuente: CIDAC
Fuente: CIDAC
Ese
lunes 2 de diciembre el Ejecutivo Federal presentó una iniciativa de
ley que, entre otras cosas, contempla la creación de 32 mandos únicos
policiacos en el país. Cabe recordar que esta propuesta no es nueva; la
idea se discutió durante el sexenio pasado y el ex Presidente Calderón
presentó una iniciativa similar que no prosperó en el Congreso. Lo
anterior, no confirma que la propuesta sea la apuesta adecuada sino que
el gobierno actual no ha encontrado alternativa alguna en el tema. En
este contexto, ¿es el mando único la piedra angular para la construcción
de paz en el país?
La
decisión del Ejecutivo para implementar el mando único es resultado de
un diagnóstico que ha decidido culpar al “municipio”, en abstracto, por
la crisis de seguridad en el país. De un plumazo se decidió que policías
municipales exitosas –como la de Querétaro- fueran borradas y
sustituidas por policías estatales que aún no han demostrado ser mejores
per se. De inicio, la transformación no se presenta sencilla. El
Secretario de Gobernación ha establecido un plazo de 2 años para
implementar el mando único en las entidades de Guerrero, Jalisco,
Michoacán y Tamaulipas. ¡Dos años para implementarlas en solo cuatro
entidades! La reestructuración de la policía es una apuesta a mediano
plazo y sus efectos no se verán de forma inmediata, inclusive si se
cuenta con voluntad política. La desaparición de estudiantes en
Ayotzinapa se posibilitó, en parte, por las dificultades de comenzar a
operar este esquema: desde mediados del año el municipio de Iguala,
junto con otros municipios del estado, había formalizado el desarrollo
de una policía única.
Es
cierto que debido a la unificación se posibilita un mayor control de la
fuerza del Estado, sin embargo este control per se no evita riesgos de
abusos como los acontecidos en Guerrero. En todo caso solo disminuye la
gama de posibles responsables. Además, si el control de la policía
dependerá del gobierno estatal no debe descartarse un posible uso
político de las mismas, ¿cómo evitar que gobernadores obstaculicen o
retrasen la acción policiaca en municipios con alcaldes con distinto
partido político? En cuanto al diseño de estas corporaciones, ¿estamos
ante un simple cambio de uniforme? ¿Qué sucederá con todos esos policías
municipales que no sean absorbidos por el mando único? El desarrollo de
protocolos y estrategias de seguridad son indispensables para la
transformación policial pero éstas serán insuficientes si no se
acompañan de una revaloración del rol de la policía en la sociedad,
acompañado de aumento en el salario, certidumbre laboral y capacitación
permanente.
Más
allá de los detalles en el diseño de las policías, preocupa la idea de
plantear una receta única para la diversidad del país. Las condiciones
en materia de seguridad en la región norte son distintas a las del sur e
inclusive en un mismo estado éstas pueden varias considerablemente. La
idea de unificar la respuesta al fenómeno de inseguridad es ignorar esta
compleja realidad. Por ello es pertinente preguntarse ¿qué sucederá si
el modelo fracasa en una entidad? ¿Se desacreditará para todo el país y
regresaremos a las policías municipales? De la misma forma, la idea de
comenzar con sólo cuatro entidades ¿llevará a que todas las otras dejen
de funcionar en anticipación de cambios futuros? En lugar de responderse
a cada situación en lo específico, el cambio constitucional propuesto
se podría convertir en una camisa de fuerza que eleva los niveles de
criminalidad.
La
situación vigente ha obligado al gobierno a entrar a una dinámica que
–desde afuera- se percibe marcada por la improvisación y
experimentación. En este contexto, es importante señalar que a pesar de
que se desarrollen, reconfiguren o desaparezcan instituciones, el
sistema de seguridad y justicia del país está condenado a permanecer
rebasado mientras no se atienden las condiciones a priori que están
generando la violencia en el país. Quizá sea tiempo de dejar de ver la
crisis de seguridad de forma reactiva y atacar los orígenes de la
inseguridad, claro esto último nunca será tan fácil como reorganizar a
la policía.
Comentarios
Publicar un comentario